REFLEXIONES SOBRE LA REPULSIVA CAZA DE TROFEOS





Este vídeo muestra la cruda realidad y crueldad del comportamiento de la sociedad humana actual y nos permite vislumbrar que nos hemos convertido en una civilización consumidora ciega. 

Los cazadores de trofeos, los cazadores de safari, ven a los animales, elefantes, leones, antílopes, como objetos de consumo. En este caso, son vidas y desaparecen para siempre y con ellas su legado genético. La caza de trofeos y la caza furtiva son, en esencia, lo mismo. La única diferencia es que el cazador de safari paga miles de dólares por el placer que siente al matar. También pagan los contribuyentes... véase el caso del rey emérito o el de los hijos de Trump, que han cazado especies en peligro de extinción y además de forma delictiva (furtiva), como asesinando a un elefante desde un avión con un rifle de alta potencia. Tanto el furtivo local que mata para subsistir como el cazador rico que mata por placer, son la causa de miles de muertes de animales de especies amenazadas

Allí donde se permite la caza, el furtivismo es más fácil. Leí un artículo que contaba que en Tanzania, allí donde se permitía la caza de trofeos, el furtivismo era o es una lacra. En dicho país, más del 60% de los elefantes fueron asesinados por el furtivismo en las mismas zonas donde se hacían safaris de caza. Una tragedia inconmensurable. Contaba también que en Selous la fauna ha sido saqueada por la caza de trofeos especialmente en los últimos diez años. Los elefantes han sido masacrados como nunca. Los leones de Ruaha, Tanzania, uno de los últimos baluartes para la especie, se mueven fuera del parque nacional y los cazadores de trofeos los eliminan. Los nativos no eliminaron millones de elefantes en el s.XX. Lo hicieron los extranjeros. Los nativos han sido expulsados de muchos lugares de África para hacer reservas y algunos de estos lugares se han convertido en cotos de caza de trofeos. 

Cuando se permite la caza de trofeos, aumenta la caza furtiva directamente. Un centenar de guardas africanos muere cada año disparado por furtivos. Y lo que más desalienta a los guardas es que se están jugando la vida por esos elefantes que después van a caer de forma legal a manos de un rico cazata en busca de un trofeo. El negocio de los trofeos mueve 200 millones de sucios dólares mientras destruye la biodiversidad de forma insostenible. El lobby cinegético contrata a investigadores y biólogos que se venden a sus intereses para que reivindiquen que la caza es buena para la conservación o incluso necesaria. 

La caza de trofeos y el furtivismo son la puntilla para la fauna que ya está mermada por esta actividad llevada a cabo durante décadas y por los efectos del cambio climático provocado por el ser humano, que está afectando incluso a sus patrones de alimentación y reproducción. 

En un momento donde la vida parece desplomarse a pasos agigantados por nuestras actividades irrespetuosas, no se puede aceptar que exista algo como la caza, menos aún la caza de trofeos. Si no es suficiente el argumento moral, tendrá que ser el caos del cambio climático el que termine con esta actividad deplorable. Se ha perdido ya el 70% de la fauna mundial. En algún momento recibiremos el batacazo. Por otro lado, mientras alguien (políticos, industria privada de caza...) se embolsa millones de dólares en muertes de animales, las comunidades locales no ganan nada. Sólo pierden su biodiversidad, su futuro. Otros gastan millones en conservación intentando solucionar lo que otros destruyen. La "caza sostenible" no existe y las empresas de caza no permite que se hagan estudios independientes sobre las especies "trofeo" en los cotos. 

La caza para sobrevivir era realizada por pueblos primitivos mucho antes de que los colonos llegasen para aniquilar a los grandes predadores. El 70% de las zonas donde se cazaba de Tanzania y el 40% de las de Zambia ya están desiertas y los operadores de caza explotan otras áreas. 

Los niños heredan un mundo terriblemente debilitado por los actos de los adultos de hoy y ayer. Es bochornoso. ¿Habrá leones salvajes dentro de treinta años? Hay recursos económicos de sobra y conocimiento científico para garantizar la conservación y esto es lo primero que habría que garantizar por respeto a los niños de este planeta.