UNA FOCA GRIS EN EL MEDITERRÁNEO.

 En noviembre apareció una foca gris (Halichoerus grypus) en la granja de atunes Tuniex, en Fuezeta, Algarve portugués. Esta especie pertenece al Mar del Norte, pero su aparición no es tan extraordinaria ya que los juveniles de esta especie, una vez se destetan y entran en el mar en las colonias de cría de las Islas Británicas, a menudo se ven empujadas por corrientes hacia el sur, especialmente en inviernos con temporales fuertes. Así, nos llegaban muchos juveniles de foca gris al centro de focas Zeehondencrèchè, en Pieterburen, Países Bajos, cuando, tras un largo viaje y por debilitamiento, aparecían varadas en las playas de las islas Frisias del mar de Wadden. 

Cada año llegan juveniles, de la misma forma, hasta el mar Cantábrico, y es común ver alguna de estas crías en alguna playa asturiana. No me cabe duda de que, de no ser por la presencia humana y sus actividades, habría focas viviendo en las costas cantábricas. 

Desde sus colonias de cría británicas, algunas de estas crías se ven arrastradas por la corriente de Portugal, que las lleva hasta el mismísimo Estrecho de Gibraltar. Por eso, el que apareciera esta foca fue un hecho ocasional, pero no excepcional. Se observó que llevaba una soga al cuello, que se creyó sería un trozo de cabo o de red de nylon, de esos que flotan por todos los mares del mundo y que constituyen trampas mortales de vida terriblemente larga. La soga le producía una herida profunda en el cuello y también tenía herida la aleta derecha. 


Días después, el 26 de noviembre, apareció en el Peñón de Gibraltar. La vieron desde una embarcación de la Policía Militar cuando descansaba por la noche en un pantalán, en la zona fronteriza, The Four Corners (las cuatro esquinas), que los andaluces conocen como curiosamente como "La Focona", aunque no por la presencia de focas, si no por la españolización de la pronunciación del nombre inglés. 



Tras su descanso nocturno en el puerto, se sumergió en las aguas al amanecer y desapareció, apareciendo de nuevo el
 10 de diciembre en el puerto Marina Greenwich de Altea, Alicante. Esto para una foca gris ya es excepcional. Ocasional es que lleguen hasta el Estrecho de Gibraltar y más ocasional que aparezcan en aguas de Andalucía, pero remontar hasta Altea sí es extraordinario. Quizás por la debilidad producida por la infección de su herida, se dejó llevar por las corrientes apareciendo en el Mediterráneo y, desde ahí, intentó subir al norte, desorientada. 


Con el objetivo de curar sus heridas y reponer su salud antes de devolverla a la mar, veterinarios de la Fundación Oceanogràfic intentaron capturarla pero, a pesar de los esfuerzos que hicieron, no fueron capaces de hacer más y desapareció de nuevo nadando hacia el norte. 


El 12 de diciembre se la vio en Cala Llebeig, El Poble Nou de Benitatxell, zona por donde se movió unos días. También estuvo en la cala de la Barraca, en Xàbia. Los veterinarios del Oceanogràfic no pudieron capturarla pero al menos fueron capaces de aplicarle una inyección de antibiótico con una cerbatana el 14 de diciembre. 


En Cala Llebeig volvió a aparecer el 15 o 16 de diciembre. Justamente, dos semanas antes, la Guardia Civil había retirado de este lugar una red fantasma y furtiva que fue detectada por Ecologistes en Acció de la Marina Alta. 

A partir de ese momento, se perdió de vista a la foca hasta que el día de Nochebuena, una semana después, nos llegó la noticia de la aparición de su cuerpo sin vida en el sudoeste de Ibiza, en las costas de Punta Porroig. Se ha podido entonces comprobar que al cuello llevaba un sedal de palangre que era lo que le producía la herida profunda y le dificultaba la respiración, y de su boca salía sedal, por lo que seguramente tuviera clavado un anzuelo de palangre. Comprobamos, una vez más, las consecuencias de la pesca brutal que destruye la vida de los mares.  


Mientras tanto, el 11 de diciembre aparecía otro juvenil de foca gris en Bermeo, Bizkaia, que era capturado, recuperado y posteriormente liberado con éxito al mar el 22 de diciembre. 

Y la mañana del día de Nochebuena, cuando apareció muerta la foca en Ibiza, aparecía varada una cría de foca gris en Asturias, en la playa de San Lorenzo, en Gijón, que fue trasladada a un centro de recuperación.