LA SINCRONÍA EXTREMA DE LOS ZIFIOS POR EL MIEDO A LAS ORCAS



Los zifios son cetáceos odontocetos (con dientes), misteriosos, muy desconocidos, difíciles de ver... se han descrito 21 especies aunque algunas sólo en base a restos encontrados en las costas. Son cetáceos que bajan muy profundo. En aguas españolas hay presentes tres especies: el zifio de Blainville, el zifio de Cuvier y el zifio de Gervais... aunque del zifio calderón boreal hay varias citas (raras) en Canarias.   

El zifio de Blainville mide unos 4.5 metros y pesa una tonelada, y vive en aguas tropicales como Hawaii o Bahamas aunque también se les ha visto en Islandia o en Sudáfrica. En El Hierro, Islas Canarias, se les observa con frecuencia y son sedentarios. Viven en pequeños grupos de hasta 7 individuos, bajan muy profundo a alimentarse (a 900 metros) sobre todo de calamares. 

El zifio de Cuvier (o ballenato de Cuvier) mide 6.5 m o 7 en el caso de las hembras y pesa 3 toneladas. Es el mamífero que más profundidad alcanza (3.000 m) y más tiempo puede estar bajo el agua (hasta la friolera de 2 horas y 17 minutos registrados). Tiene una distribución más amplia y está presente en el Mediterráneo, siendo el cetáceo más misterioso de este mar. 

El zifio de Gervais mide unos 5 metros y pesa 1.200 kg, es uno de esos que se ha encontrado varado en diferentes lugares del mundo (desde norteamérica a África, Gran Bretaña o Canarias) pero nunca había sido visto vivo hasta 1998. Desde entonces, sólo se han visto 10 veces y se han tomado 3 o 4 fotos, 2 de ellas creo que en Canarias. 

Acabo de leer un estudio muy interesante de Natacha Aguilar de Soto sobre el buceo grupal de ambas especies, que ha estudiado en El Hierro (al zifio de Blainville), y en Azores y Mar de Liguria (al zifio de Cuvier). Ha comprobado algo fantástico sobre la adaptación filogenética a nivel conductual que ambas especies han desarrollado para evitar a su predador natural, la orca. 


Los zifios, como otros cetáceos, para buscar los calamares de los que se alimentan a grandes profundidades, usan su propio sonar: la ecolocalización. 
Otros cetáceos que capturan también calamares a grandes profundidades, han desarrollado estrategias sociales y defensivas diferentes a las de los zifios. Mientras los calderones y los cachalotes viven en grupos que hacen frente a las orcas como sistema defensivo y dejan a las crías en superficie a cargo de otros individuos del grupo (cuidado aloparental) mientras bajan profundo para alimentarse, los zifios ni se defienden ni dejan a nadie arriba. 

VIVIR EN UN MEDIO DE MIEDO

Natacha ha comprobado que los miembros del grupo de zifios muestran una sincronía absoluta cuando bajan. Permanecen en profundidad el mismo tiempo, emiten sonidos de ecolocalización durante el mismo tiempo, y suben coordinadamente.  

Bajar a tanta profundidad supone un gasto de energía inmenso así que deberían aprovechar todo el tiempo disponible abajo para buscar comida. Pero los zifios sólo aprovechan una parte de ese tiempo puesto que usan la ecolocalización solo cuando están a gran profundidad. Después, suben lentamente, en silencio y lo hacen en diagonal y no verticalmente como calderones y cachalotes, lo que resulta más costoso. Suben de forma coordinada y en dirección impredecible y, curiosamente, se desplazan un kilómetro en horizontal desde que su última vocalización en profundidad. 

¿Por qué esa pérdida de tiempo a gran profundidad? ¿No deberían aprovechar para estar alimentándose ya que estar abajo supone tanto esfuerzo? Pues es que parece ser que reduce el riesgo de ser detectado por orcas. 
¿Por qué suben en diagonal? Se pensaba que sería para mitigar los efectos de la descompresión, pero no se encontraron nunca mecanismos fisiológicos para corroborarlo y no tenía mucho sentido porque la velocidad de ascenso variaba. Los calderones, que tienen tamaño similar, suben de forma vertical, como los cachalotes, que son más grandes. Calderones y cachalotes suben emitiendo llamadas para comunicarse con los individuos del grupo que se quedaron en superficie. Los zifios suben en absoluto silencio. Nadie les espera arriba. Y es que viven bajo alerta, en un paisaje de miedo, en el que puede aparecer el gran predador en cualquier momento. 

LA ORCA, EL GRAN PREDADOR

Parece que todo está relacionado con una adaptación antipredadora en defensa contra la detección por parte de las orcas. Las orcas tienen una capacidad auditiva portentosa y ejercen la detección pasiva. Son auténticas centrales de escucha pudiendo detectar desde infrasonidos por debajo de los 200 Hz hasta sonidos más allá de los 20.000 Hz y cualquier variación, por mínima que sea, les avisa de la presencia de un animal. A veces, se desplazan en silencio intentando escuchar los sonidos de sus presas, y los pueden escuchar a enormes distancias. Una vez detectan a su presa, se acercan en silencio y aparecen de forma sorpresiva y muy rápida. Yo mismo pude comprobar cómo las orcas mataban literalmente de un susto a un enorme atún, así que posiblemente podrían hacer lo mismo con un mamífero. 
La orca es el predador más poderoso del planeta y además es tremendamente inteligente y puede desarrollar estrategias nuevas adaptadas al momento. Pero su capacidad de inmersión es limitada si la comparamos con calderones y zifios. Una orca puede arrancar un atún de un anzuelo a mil metros de profundidad pero normalmente no baja más de 20 metros. Para cazar cetáceos tienen que gastar mucha energía y no suelen estar bajo el agua más de diez minutos. A los cetáceos los capturan siempre cerca de la superficie. Así es que los zifios, cuando están en profundidad, se encuentran a salvo del ataque de las orcas. Pero las orcas pueden detectar el biosonar de los zifios cuando estos están cazando e ir en su busca para esperarles arriba en superficie. 

LOS ZIFIOS SE UNEN Y SE COORDINAN PARA EVITAR A LAS ORCAS

Lo que hacen los zifios es bajar en silencio y de forma absolutamente coordinada para, alcanzada una buena profundidad, separarse y empezar a cazar cada uno por su cuenta utilizando el biosonar tanto para localizar a sus presas como para saber dónde se encuentran sus compañeros. Una vez terminado el lance, se reúnen de nuevo y suben juntos, perfectamente coordinados, a la vez, a la misma velocidad, totalmente cronometrados, y en absoluto silencio. Lo harán en diagonal y se desplazarán un kilómetro en horizontal desde el último punto donde emitieron sonidos. 

Bajan juntos (no muy juntos, entre ellos puede haber de 11 a 305 m de distancia según el estudio), pero perfectísimamente coordinados, a la vez, y empiezan a emitir sonidos cuando han llegado a 450 metros de profundidad. Seguidamente se separan a una media de 287 metros horizontalmente unos de otros (máximo de 468 m) para cazar pero compartiendo el tiempo de inmersión y el de uso del biosonar. Cuando termina la fase vocal, se acercan todos y se "juntan" a una media de 127 m para subir todos a la vez y coordinados (entre ellos la distancia será de 28 m a 297 m). Es decir, en todo momento permanecen unidos unos a otros por una correa acústica. 

SER MISTERIOSO -SILENCIOSO E IMPREVISIBLE- SALVA AL ZIFIO

La ventaja de subir juntos es que no tienen que vocalizar para comunicarse con los que están arriba como calderones y cachalotes porque no dejan a nadie arriba. Pero eso sí... el subir puede suponer el riesgo de que las orcas les hayan detectado en la fase vocal y estén esperándoles arriba, en el crítico momento en que suben a respirar. Por eso realizan esa ascensión en diagonal, y no vertical como calderones y cachalotes, que les aleja a un kilómetro del último punto en el que vocalizaron en profundidad, lo que supone un radio de incertidumbre para la orca de 3 km2, en los que la orca tiene que buscar visualmente puesto que si utiliza su sonar alertaría a los zifios, que se alejarían rápidamente durante la ascensión. 

Suben en una dirección que les aleja de la posición de superficie que sería predicha por la orca que escuchó pasivamente los últimos sonidos emitidos abajo. Las orcas que esperasen arriba tendrían que encontrarles en los 2,5 minutos en los que los zifios están en superficie. El rango de detección visual máximo en la mayoría de los océanos es de unos 50 m bajo el agua y la velocidad de la orca de 2 m/seg, así que la orca puede cubrir visualmente tan sólo un 1.2% del área en la que puede aparecer el zifio. Si hay más orcas, la probabilidad de éxito aumenta, pero sigue siendo baja con la estrategia del zifio. Cuando los zifios suben a superficie, realizan unas inmersiones menos profundas y silenciosas que no son alimenticias, en las que bajan a 400 m y permanecen 25 minutos, desplazándose unos cientos de metros en horizontal. 

LAS DESVENTAJAS DE LA COORDINACIÓN GRUPAL 

¿Y no podría ser que la sincronización de los zifios fuera sólo debido a que tuvieran ciclos de buceo muy estereotipados? Esta hipótesis ha sido cubierta y descartada por Natacha y su equipo y comprobaron que la coordinación era activa entre individuos y que, de hecho, cuando se separan, desaparece toda coordinación entre ellos. 
Los zifios están coordinando estrechamente sus inmersiones profundas de alimentación las 5 horas diarias que las realizan. Es el tiempo en el que podrían ser detectados por las orcas, en el cual intentan capturar de 20-30 presas. Un grupo de cinco zifios tendrán que encontrar de 100-150 presas en los 20 o 30 minutos en los que pueden ecolocalizar dentro del área limitada por la distancia en la que pueden escucharse unos a otros. 

Un detalle importante es que para que haya tal coordinación tienen que limitar la duración de las inmersiones a las capacidades de todos los individuos del grupo. Si hay individuos de menor tamaño o edad, se reduce la eficacia individual porque todos bajan el mismo tiempo y permanecen el mismo tiempo. Esto explica quizás el tamaño inusualmente grande de los bebés de zifio, que son la mitad del tamaño de la madre en vez de un tercio como otros odontocetos. Así, pronto están preparados para bucear profundo. Y por eso las hembras son iguales de tamaño o más grandes que los machos, al contrario que en otras especies. Cuanto más iguales sean, más armonizados para coordinar las inmersiones. 
En otras especies de buceo profundo, como el cachalote, dejan a los jóvenes en superficie bajo cuidado aloparental, con sus cuidadoras mientras realizan inmersiones más cortas y menos profundas. 

¿POR ESO SU ESPECIAL SENSIBILIDAD A LOS SONARES MILITARES?

Los zifios son los cetáceos más afectados por los sónares militares. Ha habido varamientos masivos en Canarias muchas veces tras pruebas militares. De 8 varamientos con varias especies de zifios a la vez conocidas en el mundo, 5 fueron en Canarias, por un lado por la presencia de zifios. En 2002, aparecieron 14 zifios varados en Canarias tras ejercicios navales en Fuerteventura. En 2004 la OTAN hizo unas maniobras a 70 millas de Fuerteventura y aparecieron 4 zifios muertos. En 2006 murieron 4 zifios tras otras maniobras militares. 

Esto podría explicarse ahora pensando que puede haber una respuesta de miedo y huida extrema que les empuje más allá de sus límites fisiológicos, subiendo sin la descompresión necesaria, sufriendo daños similares al Síndrome de Descompresión Agudo Severo que afecta a los buceadores. 

Cuando detectan sonidos de orcas y sonidos de sonar de frecuencia media, muestran reacciones de miedo muy intensas en una huida extrema. Cualquier sonido de un tono por encima del ambiental podría producir la respuesta antipredatoria del zifio en una huida desesperada. Hay que tener en cuenta que cuando se reproduce un sonar o sonidos de orcas a niveles apenas audibles, ya se produce la respuesta de huida en silencio del zifio. Por eso en 2004 se estableció en Canarias una moratoria anti-sónar que acabó con las muertes masivas de zifios y que fue un referente mundial. 

Os voy a dejar aquí un vídeo increíble relacionado con todo esto. 


Por David Nieto Maceín. 









MATAR PREDADORES AUMENTA EL CONFLICTO CON HUMANOS; NO PROTEGE AL GANADO.


Hace medio siglo, los pumas fueron declarados especie cinegética en una decena de estados occidentales de USA, lo que provocó el exterminio de decenas de miles de estos grandes felinos por parte de cazadores deportivos. Desde entonces, la masacre ha aumentado, con más de 3.200 pumas asesinados cada año. 
Como en España con el lobo, la Administración ha utilizado el argumento de que la caza es necesaria para controlar la población de pumas y así reducir los daños que estos pueden producir sobre el ganado e incluso, como dicen los cazadores, sobre los ciervos. 
Un estudio científico y revisado ha comprobado que esto no sólo es falso sino que significa todo lo contrario. Sus autores, el PhD. J.W.Laundré y C.M.Papouchis, demuestran que en California, donde no ha habido una caza deportiva de pumas durante ese periodo de tiempo, no tiene una densidad de pumas mayor ni mayores conflictos con humanos, ni más daños sobre el ganado o las densidades de ciervos más bajas. 
Analizando los datos de más de dos décadas, han descubierto que en California hay una densidad menor de pumas pero más sana. Tiene una tasa de conflictos con humanos mucho más bajas y sus densidades de ciervos son de las más altas de todo el occidente americano. 
Después de haber estado matando pumas por ocio durante más de 40 años, los estados occidentales no han logrado reducir los daños, como argumentaban para promover la caza. Lo que ha producido la caza es un efecto contrario. En Oregón, los datos han mostrado que cuantos más pumas se mataban, más aumentaba su población. En Utah y Washington, donde se mataron más pumas, ha sido donde los conflictos han ido aumentando progresivamente. En varios estados se ha correlacionado la cantidad de pumas matados con el aumento de los daños al ganado y han disminuido los ciervos. 



LA TRAGEDIA DE LAS ORCAS VIAJERAS. DE ISLANDIA AL MEDITERRÁNEO


En el mes de noviembre de 2019, una familia de orcas, compuesta por un macho, una hembra con su cría pequeña y un ejemplar juvenil, apareció inesperadamente en Cartagena, Murcia. Las noticias decían que era el primer registro en la historia en Murcia, que la zona más cercana de avistamiento hasta el momento había sido Málaga. 

Al principio se dio por hecho que era un grupo de orcas de las que habitualmente se mueven en el Estrecho.
Lo cierto es que las orcas siempre han aparecido en aguas de Cádiz siguiendo la migración de los grandes atunes rojos, a los que capturaban en el Estrecho. En la antigüedad, las orcas llegaban hasta el mismísimo Mar Negro como cuenta Plinio El Viejo en el siglo I. Mario Morcillo decía que las orcas tenían que llegar cada año al mar balear siguiendo a los atunes con toda seguridad. Y ciertamente teníamos algunas citas de orcas en aguas de Menorca no recuerdo ahora si de los años 80. Hace quizás un par de años se avistó al menos una orca en aguas abiertas en el mar balear. El caso es que si las orcas atraviesan el mar de Alborán para adentrarse más en el Mediterráneo pero lo hacen por alta mar, lo más probable es que siempre pasen desapercibidas. 

Días después de esta aparición, que fue catalogada como "excepcional", en aguas de Cartagena, la familia de orcas fue avistada en el mar balear y posteriormente apareció ya bien dentro del Mediterráneo, en el Estrecho de Messina, entre la Italia continental y Sicilia, y más tarde en aguas de Génova, a 800 km. Desde 1985 no se habían visto orcas en aguas italianas (en un siglo sólo ha habido 30 citas de orcas en dichas aguas y se supone que serían orcas del Estrecho aventurándose hacia el interior del Mediterráneo, posiblemente siguiendo a los bancos de atunes).  

Gracias al archivo de fotoidentificación por medio de aletas dorsales, se pudo saber de qué ejemplares se trataba, lo que fue un descubrimiento maravilloso. Se trataba del macho SN113, apodado "Riptide", SN116, "Aquamarin", y de la hembra SN114, bautizada ahora como "Zena" (Génova en dialecto genovés), acompañada de su cría y otro juvenil que fue visto en Islandia como cría dos años antes. Y se descubrió que estaba con ellos SN115, "Dropi". 
En la imagen, SN114 con su cría de 2017, que ahora era ya más mayorcina. 

Lo maravilloso fue que estas orcas habían sido identificadas y catalogadas en Islandia hacía 5 años y esto lo convertía en el primer registro de orcas que se habían desplazado de Islandia al corazón del Mediterráneo, lo que significaba también el viaje más largo registrado en el mundo, con más de 5.200 km si se traza una línea recta en el mapa (la distancia recorrida es mucho mayor). 

La desgracia sobrevino pronto. La cría murió en Italia, por falta de alimento. La madre estuvo transportando a su cría durante una semana. En la imagen, la madre porta a su cría muerta.

No se sabe por qué razón, se quedaron en el Puerto de Génova bastantes días. Poco a poco fueron perdiendo peso a pesar de que se las veía salir y nadar entre bancos de pescado, lo que hacía suponer que se estaban alimentando. Ayer me contaron que, finalmente, toda la familia de orcas ha muerto en aguas libanesas. Una auténtica desgracia. 

¿Qué llevó a aquella familia de orcas a adentrarse en aguas del Mediterráneo? ¿Estaban perdidas? ¿Por qué entraron en esta época cuando el grueso de los atunes rojos aparentemente no están en el Mediterráneo? ¿Es cierto que los atunes rojos, debido a la gestión que se hace o a otros factores antrópicos, están más presentes en el Mediterráneo aún en esta época? ¿Tiene esto algo que ver? Se sospecha que esta familia viajaría desde Islandia al Estrecho, pero no se sabe por qué razón continuaría su viaje hacia el interior del Mediterráneo con ese trágico destino. Las orcas de Islandia suelen moverse por aguas islandesas, llegando algunos individuos hasta Noruega o norte de Inglaterra, pero no se había visto semejante viaje nunca. 
En la imagen, Riptide, el macho, en aguas libanesas.