60.000 KM Y QUEDA ENTRE PINTO Y VALDEMORO

Dicen que nuestras cigüeñas pueden vivir perfectamente 25 años aunque hay un récord constatado de 39. Hace 13, en el verano de 1999, fue anillada en el nido donde nació, en Avenches, Suiza, una cigüeña hembra, y hasta hoy tenía el récord mundial de seguimiento por baliza, que además fue el primer transmisor satelital funcionando con energía solar que se usaba en Suiza. Se la llamó Max en honor a Max Bloesch, quien reintrodujo las cigüeñas en Suiza tras su desaparición. Aunque luego se descubrió que era una hembra, se mantuvo el nombre. Como sabéis, las cigüeñas blancas migran tradicionalmente desde sus lugares de cría en Europa hacia África por dos diferentes rutas. En el continente negro pasan el invierno. Ida y vuelta suponen 20.000 km peligrosísimos, y los peligros menos evidentes pero más reales y con peores consecuencias son la destrucción de los humedales y la agricultura intensiva además de la destrucción de hábitats en las rutas migratorias. Una foto de Max:
 
Max comenzó su primera aventura el 12 de agosto de 1999, un mes después de salir del nido. Un impulso viajero la llevó al sur, pasó el Estrecho de Gibraltar, y se quedó en Marruecos a pasar el invierno. En abril del 2000, volvió a cruzar el Estrecho en dirección norte y llegó hasta Madrid, donde conoció las bonanzas de un basurero. En agosto, de nuevo cruzó el Estrecho, pero esa vez probó a quedarse en Argelia. En abril de 2001 cruzó el Estrecho de nuevo hacia el norte, pasó unas semanas en Francia, visitó su futuro lugar de cría en el lago Constanza, Alemania, y llegó hasta Suiza. 
Volvió una tercera vez al norte de África en agosto, allí pasó de nuevo el invierno para después volver hacia Alemania, esta vez más tempranera, en marzo, porque encontró una pareja de la que se separó. Cambió de lugar, encontró una nueva pareja y se instaló en un nido. Así siguió viajando de Europa Central a Marruecos durante sus primeros 8 años. De allí volaba al lago Constanza para criar, lo que hizo por primera vez en 2002 y con mucho éxito, pues logró sacar adelante casi 3 pollos al año, cuando en la zona la media no llega a 2. Después prefirió pasar los cálidos inviernos de Andalucía, disfrutando de la tarde soleada junto al Guadalquivir, por ejemplo, para volver a criar a Europa Central, y no llegando hasta África. Al día podía recorrer entre 100 y 300 km, y con viento favorable, hasta 400 km. Recorrió más de 60.000 km volando en viajes migratorios año tras año.
 
El 17 de febrero de 2010, el Museo de Friburg, que realizaba el seguimiento, decía: "Max vuela lentamente hacia Suiza. Ayer se quedó en el valle del Ródano. Con vientos favorables, podría llegar mañana a Suiza, si continúa a pesar de la nieve que hay por todo el trayecto". El día 22 de febrero, 5 días después, Max llegó a su lugar de anidación de años anteriores, donde estaba por esas fechas ya incubando. Parece que recorrió la última etapa de 400 km en una sola tarde.Y allí le hicieron la foto, en el nido, después de su largo viaje.
Decenas de miles de kilómetros de peligros para morir supuestamente golpeada con un tendido eléctrico entre Pinto y Valdemoro, en Madrid. Cuando desde el Museo de Friburgo se dieron cuenta de que la baliza no señalaba movimientos y que indicaba que la temperatura de Max había descendido vertiginosamente, avisaron a SEO/BirdLife, que se personó en su búsqueda con los datos de posición. Y esto encontraron:
 
Este año estaba pasando las noches en Vallecas y buscando su alimento en el Parque Regional del Sureste. En el año 2000, cuando Max iniciaba su vida viajera volando sin cesar, al menos 150 cigüeñas murieron sólo en Sevilla debido a los postes eléctricos. Max había sorteado todos los peligros hasta ahora. 
En su 10º cumpleaños, la ornitóloga Katja Alves escribió un bonito libro de su vida, desde su primer vuelo de prueba a África y su primera relación de pareja, explicando sus viajes migratorios y aventuras. 

Por David Nieto Maceín.

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