En estos días se dieron a conocer,
lo habréis visto quizás en medios de comunicación, los resultados de estudios
que se llevaron a cabo con una beluga llamada NOC. Vimos las imágenes de la beluga Noc imitando
voces humanas. Pero no nos contaron su verdadera historia. Ella vivía feliz,
libre, recorriendo las frías aguas árticas con su familia, hasta que se cruzó
con cazadores inuits en 1977. La capturaron, fue vendida y trasladada a una
piscina para siempre. Un encierro triste, terrible, en el que cercenaron su juventud,
su libertad y la despojaron de su familia hasta su muerte 30 años después. Durante
ese tiempo, en los años 80, descubrieron su habilidad para imitar las voces
humanas como nunca habían visto en ningún cetáceo. El descubrimiento se publicó
entonces, hace 27 años, pero ha aparecido ahora en Current Biology. Aunque la televisión nos mostró a Noc aparentemente contento imitando voces graciosas, Noc
murió hace 5 años porque ya sabemos que las belugas en cautividad mueren antes
de tiempo.
¿Qué es una beluga?
En los medios de comunicación
se decía que era una ballena. En realidad, las belugas no son ballenas.
Son odontocetos (cetáceos con dientes, no con barbas), con un antepasado común
con los delfines hace unos cuantos millones de años. Viven en aguas árticas y
subárticas. Son blancas y no tienen aleta dorsal aunque sí una cresta dura que
les permite abrir el hielo en determinados momentos. Su melon (esa prominencia
en la frente característica de cetáceos de aguas profundas que les permiten un
sistema de ecolocalización más evolucionado) es voluminoso y deformable. Es una
característica de la beluga el poder moverlo voluntariamente mientras emite
sonidos para modular la ecolocalización enfocando los ecos. En su caso es muy
importante para encontrar respiraderos bajo el hielo (polinias) e incluso
burbujas de aire atrapadas bajo el hielo.
Con ese sistema de radar tan impresionante, ni qué decir tiene que son
hipersensibles a la contaminación sonora provocada por humanos. Esto se ha
estudiado en algunos lugares y se ha visto que se mudan de los mejores sitios para evitar el tránsito de embarcaciones a motor, y que reducen muchísimo sus
vocalizaciones después de haber sido expuestas al ruido de un buque. Huyen de
los grandes barcos alejándose hasta 80 km para evitar el ruido de sus motores y se
ha visto que los grupos se disgregan, y los individuos muestran falta de
sincronía en el buceo.
Usan muchos sonidos para la ecolocalización y también comunicación social. Usan
sonidos de alta frecuencia, producidos por los sacos nasales a través del espiráculo,
para comunicarse, tan agudos que se las llama “canarios marinos”. Esa es la habilidad que llevó a Noc a imitar sonidos humanos estando en una piscina.
Como los delfines de río, rorcuales y
sus parientes más cercanos, los árticos narvales, sus cervicales no están
fusionadas por lo que pueden girar la cabeza y esto les viene fenomenal para buscar sus presas en los fondos marinos y les permite más maniobrabilidad en perjuicio de la velocidad que no necesitan;
son incluso capaces de nadar hacia atrás.
Las belugas llegan a medir más de 5 metros y pesar más de
una tonelada y media. Pueden bajar a mucha profundidad
(documentándose hasta casi 900
m). Viven en grupos y en verano se reúnen en inmensos grupos de cientos o miles de ejemplares que entran en
aguas costeras y estuarios, donde se frotan con la grava del fondo para
eliminar la piel vieja que, al contrario que otros cetáceos, mudan.
En la naturaleza, libres y felices, viven tanto como una persona: 60 años, 70, 80…siempre y cuando no haya ninguna intervención humana.
Las subpoblaciones de belugas que se congregan en estuarios sufren la
contaminación significativamente. Pesticidas y metales pesados se encuentran en
sus órganos vitales en estas poblaciones y esto lleva a trastornos del sistema
inmune y un nivel altísimo de cánceres hasta el punto de ser sólo comparable al
diagnosticado en humanos y animales domésticos.
La antigua caza comercial por parte de balleneros llevó a las poblaciones de
beluga a la disminución generalizada. En Europa se usaba la sustancia del melon
para lubricar relojes y motores y como aceite para los faros. Después se le
dio, desgraciadamente, uso a su piel y esto llegó hasta entrado el s.XX. Se
mataban decenas de miles de belugas para estos absurdos menesteres. Cuando
comenzó a sentirse la sobrepesca por culpa de la creciente industria pesquera,
se culpó a las belugas, como se hizo con otros mamíferos marinos, de la
desaparición del pescado o de competición por el recurso, por lo que se mataron
masivamente.
Hoy día se permite a los inuit caza de supervivencia, pero se
sospecha que ya no es tal y la carne finalmente es vendida; esto lleva a la
muerte de cientos y cientos de belugas cada año en Alaska y Canadá, y en otros
lugares como Groenlandia, la caza de los inuit machacan las ya exiguas
poblaciones de belugas.
Las belugas han sido tradicionalmente capturadas para ser encerradas en
piscinas de exhibición. Belugas nacidas libres, en el océano ártico, viviendo
con sus familias, eran apresadas y llevadas a las ciudades ya desde el s.XIX y
encarceladas entre las paredes de míseras piscinas para que los visitantes de
espectáculos se rieran de sus gestos financiando el destrozo de sus vidas.
Actualmente está prohibido en algunos lugares y en otros no. Rusia sigue
capturando y vendiendo a acuarios. La mayoría de las belugas que hay en
acuarios han sido capturadas en la naturaleza. Por supuesto, suelen morir
bastante pronto. En los primeros años tras la captura, la mitad de ellas ya ha fallecido y se capturan otras para sustituirlas. En 2003 llegaron a Valencia dos belugas. La ley prohíbe la captura, por lo que el Oceanario las trajo procedentes de cautividad, concretamente desde Argentina. Pero sabiendo que a Argentina llegaron sustraídas del Mar Blanco, en Rusia, donde nacieron.
Aquí os dejo un vídeo de unas belugas cautivas que viven en China en una
piscina de aguas heladas donde se hizo una competición de apnea. Una buceadora
que no podía subir por sí misma, fue salvada por las belugas, que la ayudan a
emerger.
Por David Nieto Maceín.
Me ha gustado mucho esta entrada y todo lo que nos cuentas, desde niño y he visitado alguno, no me gustan los zoos ni lugares similares donde se encierran a los animales y los enseñan como monos de feria, y siento mucho que se cazen Belugas u otros animales para que otros más animales aún se distraigan con ellos, ni que en nombre de la ciencia se venda su carne para comercializar con ella como en Japón, bueno espero que algún día nos demos cuenta de lo irrecuperable que es acabar con cualquier animal solo por que es un buen negocio, me gustaría a ver visto los vídeos pero no soy capaz de abrirlos, saludos.
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