OSO POLAR. TERMÓMETRO DE NUESTRO FUTURO.




El oso polar, el mayor carnívoro terrestre, símbolo del Ártico para todos nosotros. En lengua inuit, Nanuk, el Gran Trotamundos. Hoy se ha convertido en una de las 10 especies más amenazadas de extinción del planeta. Y en el icono del cambio climático.

La población de osos polares se ha reducido un 22% en 20 años. Hoy quedan unos 25.000 que viven en Alaska, Groenlandia, Noruega y Rusia, y sobre todo Canadá, que cuenta con el 60% de la población total. Se espera que en 35-50 años, se reduzca la población de oso polar actual un 30% más debido a la destrucción de su hábitat por el calentamiento global. En los 60 y 70 el mayor peligro era la caza. En 1973, URSS, EEUU, Noruega, Dinamarca y Canadá firmaron un acuerdo sobre la conservación del oso polar que prohibía su caza ilegal y fomentaba medidas de protección. Parece que tuvo éxito aunque hubo mucho furtivismo en los ´90. Ahora es la contaminación, el furtivismo y sobre todo el cambio climático.

Y es que en cuestión de décadas puede desaparecer el Ártico, por primera vez en, por lo menos, 7000 años. la disminución de los hielos no tiene precedentes. La contracción del hielo marino se ha acercado este año 2011 al nivel más bajo que se alcanzó en 2007 de 4.1 millones de km2. Puede que en el verano de 2020 ya no haya hielo.

Los osos ya lo están viviendo. Hemos sabido que una osa polar nadó 9 días sin descanso en busca de alimento en el mar de Beaufort, en Alaska. 687 km de aguas heladas (de 2º a 6º C) y 232 horas ¡sin parar de nadar!. Entonces, encontró un bloque de hielo flotante para descansar. Este seguimiento fue realizado por investigadores del Servicio Geológico de EEUU. La osa fue seguida por GPS durante un año. Perdió a su cachorro y el 22% de su grasa corporal. Un estudio realizado con collares GPS satelitales ha evidenciado que a menudo las osas se ven obligadas a recorrer 600 km a nado en las aguas árticas. El 45% de sus cachorros mueren en la terrible travesía.

Y es que el hielo ártico ha disminuido batiendo récords. En septiembre de 2011, ha disminuido 4.240 km2. El mejor hábitat para el oso polar es donde la capa de hielo es más delgada, junto a la plataforma continental. Allí, las focas hacen agujeros en el hielo para respirar y los osos las capturan cuando suben. Pero esta capa de hielo está desapareciendo a pasos agigantados. Cientos de kilómetros de hielo se convirtieron en agua.

Desde 2007, el hielo del océano ártico se ha reducido desde 14 millones de km2 a un mínimo de casi 4 millones de km2. La disminución de hielo de Spitsbergen hace que los osos polares no puedan cazar focas y les obliga a alimentarse de huevos y pollos de barnacla cariblanca (que está en peligro de extinción). Estamos asistiendo al dramático espectáculo de dos especies amenazadas enfrentándose para sobrevivir. En las observaciones que se hicieron, un solo oso y en una sola incursión, devoró un millar de huevos. De los 500 nidos que había en la zona, quedaron 40. Un oso tiene que comer muchos huevos para poder sustituir los aportes energéticos que le proporciona una foca.

Hace un par de años, decía una científica que el Ártico que hoy conocemos pronto será cosa del pasado. Algo tristísimo. Ya el zorro rojo está desplazando al Ártico. Lo mismo con aves, insectos, y también vegetales que cambian la composición del suelo y promueven actividad bacteriana que altera la cubierta vegetal atrayendo a herbívoros del sur -como el buey almizclero o el reno- que, con sus excrementos, promueven que crezcan las praderas, que atraen a gansos y especies migratorias… y así una larga serie de efectos en cadena. Todo con un aumento de un grado en poco más de un siglo. Los renos migratorios del Sur de Groenlandia pierden población porque no pueden sincronizar su ritmo de reproducción al cambio de la alimentación. El Ártico es un ecosistema muy complejo y, por tanto, delicado. Si el verano aumenta de 120 a 180 días, muchos osos polares morirán de hambre. Del 28 al 48% de los machos adultos de la bahía de Hudson morirán. La población mundial de oso polar puede disminuir en el 70% en los próximos 50 años. Y no sólo eso. La diferencia de temperatura entre los polos y el ecuador es el motor básico del clima mundial, así que el mar aumentará su temperatura y liberará más calor en el polo. Un ártico más cálido aceleraría el derretimiento del hielo de Groenlandia, y esto aumentaría el nivel del mar 7 metros. Las focas oceladas y las morsas se enfrentan también a la extinción. Con el calentamiento de las aguas árticas, muchos peces sureños migrarán al norte y competirán con otras especies. Toda la cadena trófica se verá trastocada.

Los osos polares acumulan sustancias químicas industriales, toxinas, metales pesados, líquidos aislantes y todo tipo de porquerías de los países industrializados que llegan a esos lugares por mar y aire y se acumulan en sus cuerpos, afectando a su sistema inmunitario, reproductivo, nervioso, endocrino, etc. Cuando su sistema inmune se debilita por la pérdida de grasa a causa del ayuno por la pérdida de hielo debida al calentamiento global, todos los químicos acumulados en su cuerpo se liberan a la sangre.

En 2008 la UICN clasificó al oso polar como especie vulnerable. Japón es el primer país importador mundial de piel de oso polar. A mediados de octubre EEUU decidirá si proponer la prohibición total de este comercio. La mayoría de las pieles vienen de Canadá, que es el principal exportador. El mayor comprador es Japón. Tapetes y otros artículos de piel de oso son populares en hogares japoneses. En 2007 Japón importó 413 pieles de oso polar. Se matan en Canadá 500-600 osos polares cada año legalmente. En Groenlandia 130 aunque prohibe su exportación. Los aficionados a la caza mayor europeos pagan hasta 40.000 euros por matar un oso polar. En Rusia se reanudó la caza de osos polares, prohibida desde hacía 50 años Rusia y EEUU acordaron en 2010 una cuota de caza de oso polar anual de 29 ejemplares para los indígenas. Entre Chukotka y Alaska, 58 osos al año incluyendo 19 hembras, pueden ser aniquilados. La caza furtiva mata de 70 a 300 osos polares cada año.Pero no hay datos exactos de la cantidad de osos en Chukotka y Alaska. A principios de los 90 había unos 2.000 a 5.000. Parece que unos 1000 osos polares se matan al año para el comercio, la mayoría en Canadá, donde los inuit tienen permiso para vender derechos de caza de oso a extranjeros. En Chukotka, donde está el Estrecho de Béring, se permitió su caza en 1957. En esa región y Alaska hay entre 2.000-3.000 osos polares.

Para colmo, varios gobiernos y compañías buscan explotar gas y petróleo del Ártico, lo que significa destrucción. Derrames de petróleo, tráfico de petroleros, ruidos, actividad humana nefasta, maquinaria pesada… un desastre.

La lista de animales en extinción es una herramienta poderosa para regular la emisión de gases de efecto invernadero de las industrias. Seguramente por eso EEUU decidió el año pasado no incluir al oso polar en la lista roja de animales en extinción.

Pequeñas buenas nuevas hemos recibido este año: por primera vez el hábitat del oso polar en EEUU ha sido calificado de crítico. Una superficie de 484.734 km2, mayoritariamente en el mar frente a Alaska, con unos 3.500 osos polares, donde hay yacimientos petrolíferos. Gracias a eso, los planes de perforación tienen que ser revisados. Y quedan “protegidas” (al menos sobre el papel) también islas de barrera y el litoral, donde cada vez crían más osas a medida que el hielo desaparece. Esperemos que se cumpla la medida. Y un juez de EEUU acaba de ordenar revisar la amenaza al oso polar. El gobierno de Bush había dicho que la calificación del oso polar como especie amenazada no podía ser argumento para controlar los gases de efecto invernadero. El de Obama estuvo de acuerdo y dijo que las actividades fuera del Ártico no podían ser reguladas por la ley de especies amenazadas. Un grupo ambiental denunció aquél disparate y este juez ha determinado que Bush no completó una revisión ambiental que era requerida y ordena al Departamento de Interior que responda antes del 17 de noviembre con un cronograma sobre cuándo concretará la revisión ambiental necesaria.

También hemos sabido desde nuestra redacción que Putin prohíbe en 2011 la caza de osos polares en Rusia. Se lo ha prohibido a los indígenas también pese al acuerdo del año pasado.

Si redujésemos las emisiones, algo del hielo se mantendría. Debemos ahorrar energía en nuestros hogares. Conducir menos, apagar las luces cuando salimos de un lugar, usar luces de bajo consumo, desenchufar cables de alimentación cuando no usemos aparatos eléctricos…

EEUU, Canadá, Rusia, Dinamarca (por Groenlandia) y Noruega compiten por controlar el petróleo y gas del Ártico. La petrolera Cairn Energy ha sido denunciada por Greenpeace porque está haciendo arriesgadas exploraciones en el Ártico y Groenlandia sin publicar su plan ante vertido, cosa exigida por la normativa. Esconden el documento porque saben que NO HAY MANERA de limpiar un derrame en las aguas árticas. Es IMPOSIBLE. Sólo pensar en el desastre del Golfo de México pero llevado a las condiciones inhumanas del Ártico. Si estuviera al público despertaría la desconfianza de los inversores. Además, el gobierno de Obama ha aprobado prospecciones de Shell en el Ártico para el próximo verano. Obama va a permitir a Shell jugar a la ruleta rusa con el futuro del Ártico.

Un pueblo inuit, junto con varias organizaciones ecologistas, están luchando para evitarlo. Earthjustice es una organización de abogados sin ánimo de lucro que denuncia en nombre de 13 organizaciones ecologistas y esquimales. Pero Shell confía en que el tribunal les dará vía libre (pues saben que al final gana el dinero rápido). Ya otro tribunal les aprobó. El Grupo Medioambiental Pew está entre los que protestan contra la extracción. Y han encontrado lagunas en el estudio del Servicio Geológico de EEUU (¡cómo no!)

Statoil (petrolera noruega) y ConocoPhillips (petrolera de EEUU) están a la espera de lo que ve Shell para empezar también a buscar.

El Ártico es una parte vital de nuestro patrimonino natural mundial y no se puede permitir que las compañías petroleras realicen sucísimos negocios de perforación en zonas límpidas y ocultándonos a todos su arriesgado negocio. Está en juego el Ártico como ecosistema y el ciclo climático mundial. Como dice Greenpeace, los únicos que se beneficiarían son las petroleras, los accionistas y los políticos que están en deuda con ellos. Si se produce una marea negra en una zona tan delicada como el Ártico, será el fin. Y ni siquiera tienen un plan de vertido aunque la petrolera afirme lo contrario (¿alguna vez han dicho la verdad?) El frío extremo, el hielo, las tormentas, la infraestructura limitada… hacen que la extracción sea mucho más peligrosa. Si hay un derrame en otoño, hasta junio no podrán hacer nada. Si los témpanos se contaminan con la marea negra, será imposible deshacerse del crudo. Si a esto se añade la amenaza por el deshielo constante, morsas, focas y osos polares están sentenciados. No puede existir ningún plan creíble de limpieza de vertido en esas aguas. Es insultante e irresponsable. Por si fuera poco, los nativos temen que el ruido industrial de las perforaciones, el tráfico marítimo y aéreo, alteren la conducta de ballenas y otra fauna. Las comunidades nativas de Alaska están amenazadas de muerte. Dependen del océano ártico para vivir desde hace miles de años. Los responsables de Shell, encorbatados, dicen desde sus oficinas, en tono falso y mentiroso, que han escuchado las preocupaciones de los nativos y que han tenido con ellos cientos de reuniones para responder sus preguntas y cambiar su programa. Hay mucho dinero en juego. Ven en Shell una oportunidad de negocio. Las palabras que resumen nuestro cáncer: negocio, dinero. Así, el gobernador de Alaska y sus senadores, apoyan el plan de Shell. Y hablan de puestos de trabajo. Y todos ciegos. Esto puede ser el inicio de una catástrofe.

1 comentario:

  1. Desalentador tu artículo David, con un montón de datos muy interesante recopilados en unas lineas. Desalentador, pero real. Tristemente real. Leyendo esto uno no sabe que añadir, es desesperante, y se siente mucha impotencia... Más amenazas ya no puede tener el pobre oso. Por todas esas amenazas, efectivamente, es un símbolo y un termómetro del cambio climático. Esperemos que impere el sentido común, aunque es dificil tener espanza ante semejante panorama...

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